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El océano alberga el 95% de la biosfera de la Tierra y es el mayor sumidero de carbono, ya que absorbe el 25% de las emisiones de carbono y a su vez genera el 50% de nuestro oxígeno. Dicho esto, no es sorpresa que la economía azul es una de las más importantes, proporcionando más de 30 millones de puestos de trabajo y con un alcance de 3 billones de dólares estimado para 2030.

Sin embargo, la contaminación, la sobrepesca y el calentamiento global están causando una grave destrucción de los ecosistemas submarinos. El océano se ve severamente afectado por las actividades económicas alrededor del mundo y necesita soluciones sostenibles urgentemente. Nuestro objetivo es establecer una economía que se base en una relación sostenible con el océano.

Dada su importancia crítica para la actividad económica, el océano ha sido objeto de una intensa regulación en las últimas décadas. El Tratado de Alta Mar, por ejemplo, se ha citado como el compromiso más importante relacionado con el clima desde el Acuerdo de París. Este tratado tiene como objetivo colocar el 30% de la alta mar en áreas marinas protegidas para 2030, lo que permitiría cierto control sobre la pesca y actividades como la minería en aguas profundas.

También es importante fortalecer la protección de las zonas económicas exclusivas. Vemos que varios gobiernos nacionales han intensificado actividades para ayudar a aprovechar el potencial económico del océano de una manera más sostenible, al mismo tiempo que abordan la contaminación.

Al esperar que las empresas aborden su impacto comercial cada vez más, nos enfocamos en dos temas de importancia clave para la inversión: la prevención de la contaminación y la conservación de los océanos.

Para abordar el tema de la contaminación, vemos una demanda de soluciones de tratamiento de residuos y aguas residuales, así como de productos químicos y plásticos. Algunas de lasestrategias temáticas ESGcomo la escasez de agua, la economía circular y el rendimiento agrícola también pueden ser relevantes.

Al hablar de la conservación de los océanos, debemos abordar el impacto humano de las prácticas comerciales existentes, sobre todo en la sobrepesca, el transporte marítimo y la degradación del hábitat por el desarrollo costero que prevalece en el turismo.