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Los mercados privados son un término general para activos que no se negocian en bolsas públicas, con varias características, estrategias, ventajas y riesgos. Los inversionistas suelen desempeñar un papel dinámico en la toma de decisiones de sus activos, con inversiones que incluyen la propiedad de capital en empresas privadas en todas las etapas de desarrollo, préstamos privados, bienes inmuebles, infraestructuras y otros activos inmobiliarios.��

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La información de los mercados privados es más difícil de obtener comparado con los mercados públicos, pero estos retos e ineficiencias son precisamente lo que hace que sus oportunidades sean atractivas.

Los mercados privados pueden emplear diferentes estrategias para agregar valor. Los gestores de capital riesgo pueden enfocarse en comprar participaciones en empresas que van desde la fase inicial, la expansión o el giro de los negocios maduros. Por otro lado, los gestores de deuda privada se especializan en todo, desde préstamos de suscripción a empresas de pequeña, mediana o gran capitalización, hasta la reestructuración de la deuda por impago. Mientras tanto, los gestores de fondos inmobiliarios privados pueden centrarse en la adquisición de activos de alta calidad, la rehabilitación o el reposicionamiento, así como en nuevos proyectos de promoción, para generar rentabilidad.

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Invertir en mercados privados puede ayudar a diversificar las carteras, ya que ofrecen una fuente alternativa de rentabilidad no disponible en los mercados públicos. Dado que los fondos del mercado privado tratan de transformar empresas o proyectos a lo largo de los años, los mercados privados requieren inversiones de largo plazo. Para los fondos de capital riesgo, por ejemplo, podría ser de 10 años o más.

El capital privado representa la mayor parte de los mercados privados. Las estrategias de capital riesgo se refieren a las inversiones de capital realizadas en empresas que no cotizan en bolsa, que proporciona a los inversionistas una participación y unos rendimientos similares a los de las acciones.��

Las estrategias de deuda privada se enfocan en instrumentos de deuda no cotizados emitidos a empresas privadas. Los gestores de deuda privada suelen buscar, negociar y originar instrumentos de deuda con los prestatarios, proporcionando a los inversionistas un riesgo de tipo crediticio.

Las estrategias del sector inmobiliario privado se enfocan en la adquisición de activos inmobiliarios y relacionados, especialmente en los segmentos de valor agregado y oportunista, donde la gestión activa puede impulsar una creación de valor sustancial. Estos ofrecen un potencial de protección frente a la inflación, unos ingresos y una correlación potencialmente menor con los activos tradicionales.

Las estrategias de infraestructuras privadas se centran en la adquisición de activos de infraestructuras que a menudo exhiben las siguientes características comunes: elevadas restricciones a la entrada, baja elasticidad de la demanda con respecto a los precios, flujos de caja estables y vinculados a la inflación. Dependiendo del tipo, estas estrategias también ofrecen un potencial de protección contra la inflación y una menor correlación con los activos tradicionales.